Por: Eduardo Rivera S.
CEO Global Media Investment
Este año más que cualquier otro, la intersección entre la tecnología y los procesos democráticos ha generado debates profundos sobre la influencia de los algoritmos en las elecciones. Y es que en 2024 más de 70 países, es decir, aproximadamente la mitad de la población mundial, eligió a sus gobernantes. Como es natural, como líder de una empresa dedicada a soluciones tecnológicas, observo con interés el desarrollo de estas herramientas que se integran al ámbito electoral y ofrecen oportunidades que también conllevan riesgos y merecen una reflexión cuidadosa.
La promesa de la Inteligencia Artificial en las elecciones
La Inteligencia Artificial (IA) ha demostrado su potencial en muy diversos campos (como el de turismo que ya hemos mencionado en esta columna) y el electoral no es la excepción. Por ejemplo, investigadores de la Universidad Iberoamericana (IBERO) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) desarrollaron un algoritmo capaz de analizar y predecir tendencias de voto con alta precisión, un sistema probado en las elecciones presidenciales de 2018 y el primer debate de las elecciones del Estado de México, mostrando resultados prometedores.
La capacidad de estos algoritmos para procesar grandes volúmenes de datos y detectar patrones ofrece una herramienta valiosa para comprender el comportamiento electoral. Sin embargo, es esencial abordar su aplicación con cautela, considerando las implicaciones éticas y sociales que conlleva. En Global Media Investment somos puntillosos en ese sentido.
Transparencia y confianza en los procesos electorales
He tenido la oportunidad de analizar el prontuario Elecciones en tiempos digitales: una guía para profesionales electorales de la Unesco, se trata de una base sólida para entender el potencial de la Inteligencia Artificial en procesos democráticos. Este documento se enfoca en cómo las herramientas tecnológicas pueden fortalecer la transparencia y garantizar un acceso equitativo a información relevante durante las elecciones y me resulta especialmente valioso que proponga estrategias concretas para detectar irregularidades y combatir la desinformación, algo que en Global Media Investment ya aplicamos con nuestros desarrollos. La guía reafirma la importancia de utilizar la tecnología no como un sustituto del criterio humano, sino como un complemento para garantizar la integridad en cada etapa del proceso electoral.
La incorporación de algoritmos en las elecciones plantea preguntas sobre la transparencia y la confianza en los resultados. Los ciudadanos deben tener la certeza de que las herramientas tecnológicas utilizadas son imparciales y están diseñadas para fortalecer y no para socavar la integridad del proceso democrático.
Es fundamental que los desarrolladores de estos sistemas mantengamos una comunicación abierta sobre cómo funcionan los algoritmos, qué datos utilizamos y cómo se interpretan los resultados. La opacidad en estos aspectos puede generar desconfianza y alimentar teorías de manipulación electoral.
El papel de las redes sociales y la desinformación
Por su parte, las redes sociales se han convertido en plataformas donde los algoritmos desempeñan un papel muy importante en la difusión de información. Si bien ofrecen la posibilidad de llegar a un amplio público, también facilitan la propagación de noticias falsas y desinformación que puede influir en la opinión pública y, por ende, en los resultados electorales.
La responsabilidad recae tanto en las plataformas digitales como en los usuarios. Es imperativo que las empresas tecnológicas nos responsabilicemos y establezcamos medidas para detectar y mitigar la difusión de contenido engañoso y que los ciudadanos desarrollen una actitud crítica hacia la información que consumen y comparten.
La ética en el diseño y el uso de algoritmos electorales
Como profesionales en el campo de la tecnología, tenemos la responsabilidad de garantizar que los algoritmos se diseñen y utilicen de manera ética. Esto implica considerar los sesgos que pueden estar presentes en los datos y en los modelos, y trabajar activamente para minimizarlos.
Además, es esencial que los algoritmos no se conviertan en herramientas de manipulación, sino que se utilicen para promover una participación informada y consciente de la ciudadanía. Indudablemente, la ética debe ser el pilar que guíe la integración de la tecnología en los procesos electorales.
El futuro de la democracia en la era digital
La digitalización de los procesos electorales es una realidad que continuará avanzando. Los algoritmos pueden aportar eficiencia y precisión, pero su aplicación debe ir acompañada de un fuerte marco regulatorio que garantice la transparencia, la equidad y la protección de los derechos de los ciudadanos.
Claramente, la integración de algoritmos en los procesos electorales representa una oportunidad para modernizar y mejorar la eficiencia de las elecciones, pero es imperativo abordar esta transición con responsabilidad, asegurando que la tecnología se utilice para fortalecer la democracia y no para socavarla.
Como líder en el sector tecnológico, estoy comprometido con la promoción del desarrollo y la ejecución de soluciones que respeten los valores democráticos y fomenten la confianza de la ciudadanía en los procesos electorales. La tecnología debe ser una aliada de la democracia y es nuestra responsabilidad garantizar que así sea.
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